El siguiente relato nos fue contado por Amina Bakir, nieta de una de sus protagonistas, en el despacho de nuestra notaria en Marrakech, mientras hacíamos tiempo, entre tés, para poder reunir a todos los herederos de un destartalado caserón de la medina del que pretendíamos formalizar su compra, para restaurarlo y reconvertirlo en un pequeño hotel
palacio de las especias
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Moucharabieh de la habitación de Latifa (Bab El Khemish) |
PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR Y
DESENCUENTRO EN LA MEDINA.
Cuando en 1.813, Hicham Echerid,
conoció en Casablanca a la que sería su segunda esposa, Madeleine
Gaudet, el acaudalado comerciante de especias, poco podía imaginar
que ese sería el principio del fin de su primer matrimonio y que
ocho años más tarde tendría que dejar su casa familiar en la
medina de Marrakech, una mansión conocida como Dar Echerid,
construida por su abuelo treinta años antes en el número 35 del
Derb Sidi Bouamar, junto a la mezquita del barrio de Riad Larousse.
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Madeleine el día de su boda en Casablanca |
La vida opresiva del harem y los pocos
alicientes que ofrecía la medina para una mujer occidental, fueron
haciendo mella en el ánimo de Madeleine, de poco valieron las
reformas hechas en los salones marroquíes de la planta baja pare
darle un aire más europeo, ni los muebles importados de su
dormitorio o incluso la bañera de cobre que le evitaba el ritual
semanal del hamman con las demás mujeres de la casa.
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En el patio de su nueva casa de Gueliz con sus hijos |
En 1.821, la familia al completo,
saliendo de la antigua medina por la puerta de Bab Daoukala, se
traslada al conocido como barrio francés, en la ciudad nueva de
Gueliz, abandonando el antiguo palacete en las manos del tiempo y de
sucesivos inquilinos durante más de noventa años; sin embargo será
ahora Latifa Bakir, la primera esposa de Hicham, quien no se adapta
al cambio que suponen las costumbres occidentales; las comodidades y
el jardín de la esplendida villa, en la actual calle Hassam II, no
consiguen hacerle olvidar el bullicio y las callejas de la medina,
así como el frescor y el murmullo de su antiguo patio; al año,
decide divorciarse y regresar a la casa paterna en Bayn-l-Masser,
junto a la antigua puerta de Bab-el-Khemish.
Nuestro pequeño homenaje a estas dos
mujeres, son Bab-el-Khemish y Bab Daoukala, las habitaciones que
ellas ocuparon en el Ryad; la primera conservando el Moucharabieh de
cedro desde donde Latifa veía pasar el tiempo, la segunda,
conservando los muebles y la bañera de cobre que Madeleine usó
durante once años; ambas como símbolo de dos mujeres cuya única
diferencia era haber nacido en dos mundos culturalmente distintos a
caballo entre dos siglos.
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Antigua bañera de cobre de la habitación de Madeleine |
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Moucharabieh de cedro Bab el khemish |